jueves, 23 de diciembre de 2010

Jueves de pintura: Gérôme.

Aunque el título parezca cursi, me he propuesto dedicar cada jueves a una pintura o autor, analizándola más o menos según se preste. Buscaré variedad e intentaré escoger pinturas menos conocidas o de segunda fila (pero no por eso de menor calidad), porque la vida de la Mona Lisa se puede encontrar en cualquier sitio.

Jean Léon Gérôme  - 1889, Bethsabée, Louvre.


Empezamos con un pintor (probablemente «el pintor ») del Academicismo Francés. Se entiende por Academicismo Francés el estilo o tendencia, sobretodo pictórica, que seguía a rajatabla los preceptos inmovibles de la Académie de Peinture de Paris. Sus obras se caracterizaron por su poca originalidad e innovación ya que se basaban en unos principios que no habían cambiado en siglos. Fue en este mismo período (que abarca más o menos de 1840 a 1900) cuando eclosionaron el Realismo, el Impresionismo o el Simbolismo entre otros.

No obstante, a pesar de ser una tendencia nada innovadora, muchas de sus obras destacan por su elevada factura y sobre todo por la capacidad que tienen de evocar épocas pasadas y países lejanos.

El cuadro nos muestra a la mítica Betsabé, esposa del rey David, lavándose a primera hora de la mañana en las terrazas de su palacio. La composición es simple, el suelo delimita el lugar donde ocurre la escena, en un segundo plano aparece una imagen brumosa de la antigua Jerusalén. Gérôme pinta pocos elementos: unas jardineras con flores, una alfombra, un taburete con las túnicas y dos recipientes para el agua. La sirvienta aparece vestida de azul intenso, pero es la desnuda figura de Betsabé la que capta nuestra atención al recortarse sobre el fondo con precisión.

Lo más fascinante de esta obra es probablemente la luz. Gérôme pinta con gran habilidad los colores de las primeras horas de la mañana, con una luz blanquecina, pálida pero intensa que se refleja en el inmaculado cuerpo de Betsabé. A la izquierda se observan los primeros rayos del sol, tiñendo las nubes de naranja. Al fondo aparece la legendaria Jerusalén con sus blancos edificios. El pintor capta a la perfección la atmosfera solitaria del amanecer, la ciudad y el palacio parecen adormecidos aún mientras Betsabé se baña de forma sosegada como si fuera la única persona despierta.

Jean Léon Gérôme consigue captar un instante brumoso pero preciso en un territorio lejano y fantasioso, con una heroína sensual e inmaculada que desde lo alto de su palacio otea el mundo a sus pies mientras se lava y se perfuma.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Neblina en Sankt Petersburg


Una curiosa descripción del torbellino de sensaciones y pasiones que habitaban en la capital décadas antes de la Revolución.

En el Grand Hotel Europa, el barman, negro, hablaba con acento de Kentucky, en el teatro Mikhailovsky las actrices interpretaban en francés; las majestuosas columnas de los palacios imperiales daban fe del genio de los arquitectos italianos. Los políticos pasaban tres o cuatro horas al día a la mesa, y los pálidos rayos del sol de medianoche, mientras se deslizaban en junio por las esquinas sombrías de los jardines, encontraban a estudiantes de larga cabellera discutiendo con jóvenes muchachas sobre los valores trascendentales de la filosofía alemana. Se habría podido dudar de la nacionalidad de esta ciudad donde el champagne se encargaba por magnums y nunca por botellas. Sin embargo, estaba el monumento de Pedro el Grande, emperador de bronce, contemplando desde lo alto de su caballo encabritado a las masas severas de la villa. Enfrente, separados por el rio estaban esos soberbios barrios donde se jugaba fuerte, 40.000 personas estaban inscritas como agentes de cambio, los arzobispos no eran los últimos en dejar sus coches en la entrada de la Bolsa.

Marc Ferro, Nicolás II.

VON KLENZE

Leo Von Klenze fue uno de los grandes arquitectos del neoclásico en el siglo XIX. Su obra buscó siempre una inspiración casi mimética en el pasado griego y romano. Pero sus creaciones no son sólo copias, ya que dotó a todas sus criaturas de un abanico de elementos que las hizo originales y monumentales. Su éxito contagió a muchas cortes alemanas deseosas de dignificar sus ciudades durante el boom urbanístico del siglo XIX. No obstante, sus principales creaciones fueron en Múnich, capital del Reino de Baviera, donde trabajó bajo la égida del monarca liberal Ludwig I de Wittelsbach (1825-1848). Él le encargo dignificar la pequeña ciudad de provincias y Von Klenze lo hizo lo mejor que pudo (y que supo). El resultado vale la pena verse.

Munich, Propylon (1854-1862)


Munich, Glyptothek (1816-1830)


Munich, Residenz Festsaalbau (1835-1842)


Su estilo riguroso y grandilocuente le valió ser llamado a Atenas cuando se proclamó el Reino de Grecia (1821), su cometido: reconstruir la nueva capital. La tragedia de Klenze fue ilusionarse demasiado con espectaculares construcciones para una Grecia que era su fuente de inspiración y su gran meta. Su error: sobrestimar las capacidades financieras del joven reino, pronto se escogieron proyectos más factibles y prácticos de otros arquitectos.

Klenze volvió a Alemania y continuó recibiendo encargos para grandes edificios conmemorativos.

Quizás su proyecto más “exótico” fue para el Nuevo Hermitage en San Petersburgo (1839-1852). El edifico debía alojar cómodamente las colecciones del zar Nikolaj I (1826-1855). El resultado fue un museo bien pensado y calculado que supo aunar la monumentalidad clásica con la opulencia zarista.


Sant Petersburgo, Nuevo Hermitage (1842-1851)


Nuevo Hermitage, detalle del Pórtico de los Atlantes


Escalinata principal


Galería de Pintura Antigua


Sala de la Escuela Italiana


Sala de Medallas y Monedas


Sala de Escultura Moderna


Pero Klenze fue también un gran dibujante, no solo nos dejó sus grandes proyectos sobre papel sino espectaculares imágenes de cómo debió ser el pasado en que se inspiró.

Akropolis (1846) de Leo von Klenze, Neue Pinakothek, Munich.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

TRAGEDIA PARLAMENTARIA VISTA POR TURNER

Turner es uno de esos artistas que nos sorprende con obras aparentemente incomprensibles, obras que son todo un alegato hacia nuestra alma más sensible y emotiva. Goethe escribió sobre la emoción de los colores, Turner nos la pinta.

Pero hay una obra que no fue fruto de su imaginación, al contrario, fue un hecho histórico contemplado por medio Londres, probablemente, el hecho más espectacular de todo el siglo XIX.

El Westminster Palace es la sede del Parlamento Británico desde el reinado de Edward I the Confessor (el Confesor) (c.1003-1066). El edificio fue evolucionando, mutando y ampliándose a lo largo de ocho siglos, de modo que era un enorme rompecabezas de arquitecturas de distintas épocas y estilos. Pero el 16 de octubre de 1834 por la tarde, estalló un voraz incendio que consumió gran parte del edificio. Capillas góticas, claustros, la Cámara de los Lores, la de los Comunes, las bibliotecas, las Estancias del Reales…desaparecieron en cuestión de horas.

El monumental incendio duró toda la noche y debió ser realmente espectacular porque, al parecer, el ejército tuvo que contener a las multitudes que se acercaban a observar la deflagración.

Turner debió pasar la noche en vela, porque un año después presentó dos telas que nos dejan sin palabras.


Turner, Joseph Mallord William - 1835, The Burning of the House of Lords and Commons, 16th October 1834, Philadelphia Museum of Art

Turner, Joseph Mallord William - 1835, The Burning of the House of Lords and Commons, 16th October 1834, Cleveland Museum of Art

lunes, 27 de septiembre de 2010

NAPOLEON 5.0

En la primavera de 1800, el general Napoléon Bonaparte (1769-1821), recientemente autoproclamado Primer Cónsul (1799-1804) de la Republique Française, cruzó los Alpes con su ejército para subyugar a las tropas austríacas concentradas en el norte de Italia, venciendo por lo tanto en Guerra de la Segunda Coalición (1799-1802).

El nuevo cargo que Napoléon ocupaba, junto con su aplastante victoria, propició un acercamiento al Reino de España.

La diplomacia dio paso al acuerdo, y el acuerdo al intercambio de regalos entre ambos Jefes de Estado: el Primer Cónsul Napoleón Bonaparte y el rey Carlos IV de Borbón (1788-1808).

Como parte de los regalos que la corte madrileña hacía a Paris, se decidió encargar un retrato en honor a Napoleón que se colgaría en el Palacio Real de Madrid como símbolo de la nueva amistad entre ambos líderes.

El retrato se encargó al pintor Jacques Louis David (1748-1825), abanderado defensor del las tendencias neoclásicas así como de los ideales revolucionarios. David, después de haber apoyado a los Jacobinos, se presentaba ahora como un ardiente defensor del Consulado (1799-1804).

La pintura resultante de dichas circunstancias fue una de las mejores obras de David: el apogeo del retrato ecuestre. Un joven y gallardo Napoleón cruzando impetuosamente los Alpes a lomos de un caballo encabritado y con su capa arremolinándose por la tormenta.

El éxito de dicha obra fue inmediato y hoy en día continúa siendo una de las obras más conocidas de David. Pero pocos saben que existen cinco versiones de la misma.



1era VERSIÓN (1800): fue enviada a Madrid y fue colgada en el Palacio Real. José I Bonaparte (1808-1813) la cogió cuando tuvo que evacuar la capital y partir al exilio en Estados Unidos. Pasó de un descendiente a otro hasta que Eugénie Bonaparte, Princesa Moskowa, lo cedió en 1949 al Musée de la Malmaison.


2nda VERSIÓN (1801): la única que tiene el caballo marrón, fue hecha para el Château de Saint Cloud, recién designada residencia estival del Primer Cónsul. Permaneció allí hasta que, después de la derrota de Napoléon en 1814, las tropas prusianas del general Von Blücher tomaron el castillo y la pintura fue llevada a Berlín. Allí fue ofrecida a Friedrich Wilhelm III, Rey de Prusia, que en 1816 la mandó instalar en el Schloss Charlottenburg, donde aún está.


3era VERSIÓN (1802): fue hecha para la Biblioteca del Hôtel des Invalides donde fue acogida con gran ceremonial por los pensionados. Louis XVIII (1815-1824) la mandó a los almacenes. Louis Philippe I (1830-1848) la recuperó y la mandó colgar en su nuevo Musée de l’Histoire de France en Versailles. Aún permanece allí.


4rta VERSIÓN (1803): fue encargado para colgar en el palacio de la República en Milán, sede del Parlamento de la República Cisalpina (posteriormente Reino de Italia, del que Napoléon sería rey). Fue confiscado por los austríacos tras la derrota de Waterloo (1815), pero no partió hacia Viena hasta 1834, año en que fue colgado en la Kaiserliche und Konigliche Gemäldegalerie en el palacio del Belvedere, donde aún permanece.


5nta VERSIÓN (entre 1804 y 1825): presenta a un Napoléon más mayor y con ropas más suntuosas, la obra permaneció en los talleres de David sin una función o destino claro. Tras la caída de Napoléon, David se exilió a Bruselas y se lo llevó consigo. En 1850, la Baronesa Pauline Jeanin, hija de David, lo ofreció al Presidente Louis-Napoléon Bonaparte (sobrino de Napoléon), que una vez autoproclamado emperador Napoléon III (1852-1870) lo mandó colgar en el Palais des Tuileries. Tras la caída del régimen imperial (1870), el cuadro pasó a manos del Príncipe Napoléon-Jerôme Bonaparte (1822-1891), primo de Napoleón III. Su descendiente el Príncipe Louis-Napoléon (1914-1997) lo cedió al Musée de l’Histoire de France en Versailles donde aún permanece junto a la 3era versión.

La obra de David, cuyo título completo es Le Premier Consul franchissant les Alpes au col du Grand-Saint-Bernard, continúa siendo una de las obras más famosas de pintor, así como todo un símbolo del Premier Empire; su maestría residen en conseguir evocar la valentía, la pasión y el patriotismo que caracterizaron la Francia de la epopeya napoleónica.

sábado, 31 de julio de 2010

SHANGHAI SE PONE LAS PILAS.

Que Shanghai es una de las urbes con uno de los crecimientos más rápidos y alucinantes del planeta no es ninguna novedad. Tampoco lo es el hecho que represente la veloz entrada del capitalismo a una China cada día menos comunista.

Novedad es, que durante varios meses se esté celebrando en la ciudad la Exposición Universal del 2010. El certamen abrió el 1 de mayo y cerrará el 31 de octubre. Curioso es, precisamente, que Shanghai celebre la Expo en 2010, justo veinte años después de que la ciudad iniciara a pasos agigantados su camino hacia la modernidad.

Monumental Pavellón de China, la llamada Corona de Oriente, en la Expo 2010.



Shanghai está dividida en dos mitades por el rio Huangpu. Al oeste se encuentra el casco antiguo con las Concesiones Británica y Francesa -pasados ecos del colonialismo- que nos recuerdan que hasta los años treinta fue la llamada Perla de Oriente, una de las urbes más cosmopolitas y canallas de Asia. El paseo del Bund, con sus antiguos bancos, hoteles, clubs y establecimientos de origen británico representa este período. Pero al otro lado del río en el distrito de Pudong ha nacido la Shanghai moderna.

Pudong fue durante décadas un suburbio donde se hacinaban en estrechas chozas las clases bajas de la ciudad, separadas, por el río, de la centelleante zona colonial. A partir de 1990, las cosas cambiaron. Con el final de la Guerra Fría y las reformas financieras del presidente Deng Xiaoping, China se abrió al capitalismo y Shanghai fue su avanzadilla.

Hace exactamente veinte años de se empezó en Pudong (declarada el mismo año Zona de Economía Especial) la construcción de la Oriental Pearl Tower (468 m), que, inaugurada en 1994, representa el inicio de una carrera hacia las alturas y hacia la modernidad que ha convertido Pudong en el distrito más espectacular del país.
Pudong se ha transformado en uno de los principales núcleos comerciales del continente asiático y en cierto modo lidera la apertura económica, social y política del país. Alrededor del la Oriental Pearl Tower, se desarrolló -y se desarrolla- a una velocidad vertiginosa una jungla de ultramodernos rascacielos, hotel de lujo y tiendas chic de grandes firmas europeas.

En el año 1999 se finalizó la exuberante Jin Mao Tower (421 m), que se convirtió en el edificio más alto de la ciudad y que aloja el extraordinario hotel Grand Hyatt Shanghai en sus últimas 34 plantas (del piso 53 al 87). El título le duró poco, ya que en 2008 se terminaba el Shanghai World Financial Center (494 m).

La Jin Mao Tower.


El espectacular atrio del hotel Grand Hyatt Shanghai.


El SWFC (su abreviatura) presenta líneas extremadamente puristas y elegantes que lo han convertido en un edificio muy admirado por diversos críticos y profesionales. El rascacielos es el más alto de China, título que durante décadas habían ostentado las construcciones de Hong Kong. Ha sido, además, durante dos años (2008-2010), el edifico más alto del mundo hasta que éste enero fue sobrepasado por el monumental Burj Khalifa (828 m) en Dubai (ciudad que ha experimentado un desarrollo parecido a Shanghai).

Siguiendo a su compañera la Jin Mao Tower, el SWFC también aloja en sus últimas plantas (del piso 79 al 93) un hotel de súper-lujo, el Park Hyatt Shanghai. Hay además un observatorio abierto al público en la cima del edificio, a 474 metros de altura.

El dramático SWFC, apodado el Abrelatas, detrás la Jin Mao Tower.



Evocadoras siluetas de ambas torres.


Pero a Shanghai no le basta, no le basta con ser una de las ciudades más fascinantes de Asia, con hospedar una Exposición Universal, con tener dos aeropuertos internacionales, con tener un tren lanzadera que alcanza los 400 km/h, con tener un barrio financiero futurista, con tener algunos de los edificios más altos del planeta…..Shanghai, está preparándose para tener tres mega-rascacielos. Aunque no puede competir con Dubai, está planeando construir la Shanghai Tower (632 m), que completará el dúo de la Jin Mao Tower y del SWFC.

El trío de la Jin Mao Tower, el SWFC y la Shanghai Tower, en un segundo plano aparece la Oriental Pearl Tower.


La torre, de forma espiral y caprichosa, se empezó en 2008 y se terminará en 2014. Falta ver que pasará con la Shanghai Tower si la crisis golpea China. Aunque al paso que va el gigante asiático, probablemente la crisis ya haya muerto atropellada.

El futurista distrito de Pudong al otro lado del río Huangpu.

martes, 15 de junio de 2010

LANVIN, PRINTEMPS 2009

El estadounidense Steven Meisel fotografió a la modelo noruega Iselin Steiro para la campaña de la primavera pasada. El estilismo fue obra de Edward Enninful, el maquillaje de la celebérrima Pat McGrath y los peinados de Guido Palau.





domingo, 25 de abril de 2010

Ludwig + Louis

Ludwig Otto Frederik Wilhelm (1845-1886), nació en el Palacio de Nymphenburg el 25 de agosto de 1845. Su padre era el rey de Baviera Maximilian II (1811-1864). Ludwig sería a su vez rey entre 1864 y 1886, bajo el nombre de Ludwig II.

El Rey, apodado cariñosamente “Kini” entre sus súbditos, se caracterizó por una conducta extravagante que lo convertiría en leyenda. Amante del arte y en especial de las óperas de Wagner, Ludwig II puede considerarse como el último gran hombre romántico.

Llamado a ser rey en una época donde la monarquía perdía poco a poco sus poderes y su esplendor y, donde además, el mundo cambiaba irremediablemente debido a la industrialización, Ludwig se convirtió en un nostálgico, solitario y esteta.

Inspirado por las apasionadas óperas de Wagner, que narraban leyendas y cuentos de la mitología germana, Ludwig se alejó del pueblo, de la política y del mundo. Como lugar de reclusión, mandó construir tres suntuosas y mágicas residencias que, como él, pasarían a la leyenda. Sus reinos de cuento de hadas fueron su paraíso particular durante décadas.

Así pues, alejado de la capital, Múnich, y de sus deberes de rey, delegó en ministros y acabó aceptando la Unificación Germana en 1871, que en cierto modo suponía el final de la independencia de Baviera.

En su vida hubo dos grandes inspiraciones. La primera, a través de Wagner, fue la mitología germana, con sus historias, sus cuentos y su evocación de un glorioso pasado medieval. La segunda fueron los Borbones franceses. La visita que el Rey hizo a Versailles en 1867, le dejó anonadado. Este hecho acrecentó en Ludwig la nostalgia hacia un pasado donde las monarquías habían sido poderosas, espléndidas y sofisticadas.

Estos dos universos añorados por Ludwig II, entraban en conflicto con una época de rápida industrialización, una época donde el entusiasta romanticismo había desaparecido, pero sobretodo, una época donde las monarquías perdían su brillo, sus poderes y poco a poco se “aburguesaban”.

Uno de los retratos más espectaculares de tan excéntrico personaje fue fruto de su admiración por Louis XIV (1643-1715).


Gabriel Schachinger - König Ludwig II, 1887. Neues Schloss Herrenchiemsee, König Ludwig II Museum.


Hyacinthe Rigaud - Louis XIV en grand costume royal, 1701. Musée du Louvre.

miércoles, 14 de abril de 2010

Tom Ford SS 2010

El modisto de origen tejano, Tom Ford (1961-) vuelve a la carga. Después de hacer una película, muy aclamada por la crítica, llamada A single man, nos encontramos ahora con su nueva colección de primavera-verano para hombre.

Nacido en Austin, Texas, se mudó a estudiar en New York, luego pasó por Paris y Milán. En 1994 fue nombrado director creativo de la marca Gucci. Su liderazgo resucitó la casa, que pasó de la bancarrota a ser una de las empresas líderes en el sector del lujo.

En 1999, Gucci compró la casa Yves Saint Laurent y Ford pasó a diseñar las colecciones de prêt-a-porter.

Gucci fue adquirida en 2004 por el holding francés de industrias de lujo Pinault-Printemps-Redoute. El mismo año, tras haberse consagrado a resucitar la marca, Tom Ford fue despedido por la nueva dirección.

Exactamente un año después, el diseñador anunció la creación de su propia marca, TOM FORD.

Desde entonces sus colecciones de trajes para hombre no dejan indiferente a nadie. Alejada de los fúnebres tonos habituales, Ford opta por el colorido y la luminosidad, sin renunciar a la elegancia, al dandysmo y a cierta soberbia.

La campaña publicitaria de la Colección Primavera-Verano 2010 contó con la participación del modelo español John Kortajarena.





lunes, 12 de abril de 2010

Maybach + David Lachapelle + Daphne Guinness

El pasado diciembre se presentaron en la feria de arte Art Basel Miami un conjunto de fotografías que relatan la colaboración del fotógrafo surrealista David Lachapelle y de la marca alemana de automóviles de lujo Maybach.

Las fotografías, hechas con un fin publicitario, ponen dos grandes hitos de la marca, como son el Maybach Zeppelin DS 8 de 1931 y el nuevo Maybach Zeppelin Limited Edition, al servicio del universo onírico y extravagante del fotógrafo americano.

La serie de fotos contó con la participación del icono de la moda Daphne Guinness, hija de un lord británico de origen irlandés.









martes, 23 de marzo de 2010

Paris Inondé

En enero de 1910, la región de Paris sufrió una de las peores inundaciones de toda su historia. El Sena había sufrido diversos desbordamientos a lo largo de la historia de la capital gala, no obstante, el de 1910 afectó también a toda la región circundante, la llamada Île de France.

En el período de lluvias de invierno era normal un aumento del caudal del rio Sena, no obstante, hacia el 21 de enero el río empezó a crecer rápidamente. El Sena alcanzó su máxima el día 28 del mismo mes, con 8.62 metros por encima de su nivel normal, algo inaudito en la historia de Paris.

Los muelles, los boulevards, las plazas….medio Paris quedó anegado, sus grandes monumentos parecían erigirse en medio de enormes lagos y la gente navegaba en barcas.

Las pérdidas materiales fueron importantes: se inundaron más de 40 quilómetros de calles, más de 200.000 inmuebles, duró 45 días y sus daños se estiman en 1400 millones de euros actuales.

Aparte de su espectacularidad y de que provocó un solo muerto, las inundaciones fueron ampliamente fotografiadas.

Precisamente este año se cumple el centenario de la inundación y la villa de Paris ha dedicado una exposición a todas aquellas fotografías que retrataron el suceso.

He aquí el link….

http://inondation1910.paris.fr/

…y algunas fotografías de la muestra.


El patio del Palais Bourbon (sede de la Assemblée Nationale) inundado, un diputado llegando en barca al edificio.



La Gare d’Orsay, dos imágenes, antes y durante la inundación. Los convoyes de trenes quedaron detenidos en la estación bajo el agua.

lunes, 22 de marzo de 2010

La Mansión del Barón von Stieglitz III

Después de que en el 1917 todas las propiedades del Gran Duque Paul fueran confiscadas, se procedió a la venta de los objets d’art del antiguo palacio Stieglitz.

La pinturas y objetos más destacados fueron a parar al Museo del Hermitage, también nacionalizado, el resto fue vendido por todo el mundo a precios irrisorios, dada la saturación del mercado de arte confiscado proveniente de la nobleza rusa.

Durante el periodo soviético el palacio experimentó el abandono y la ruina. Cuando en 1991 cayó la Unión Soviética, empezaron sonar vientos de cambio para el depauperado centro histórico de San Petersburgo. Sin embargo, fue necesario esperar hasta el 2004.

Dicho año el gobierno ruso y las autoridades municipales de la ciudad accedieron a poner a la venta los antiguos palacios nobiliarios de San Petersburgo, a su parecer, era la única forma de salvar del deterioro el casco histórico.

Por supuesto, el estado se había encargado de mantener y restaurar los palacios más destacados (especialmente, aquellos vinculados con los Romanov), no obstante, aún quedaban un sinfín de edificios ruinosos que el estado no podía mantener.

Las ofertas no se hicieron esperar y corporaciones rusas e internacionales así como cadenas hoteleras vieron su oportunidad de hacerse de oro. Por supuesto, los edificios necesitaban extensas campañas de restauración, pero nos encontrábamos en una época de gran especulación inmobiliaria.

El ejemplo más claro de esa recuperación fue la Mansión Shemeretyev, que se encontraba carbonizada de arriba a abajo. Una cuidada intervención recreó los interiores y se convirtió en un bonito hotel de lujo.

Bien, pues al parecer, la Mansión Stieglitz fue adquirida en 2004 por el gigante petroquímico ruso LUKOIL. Dicha corporación planea invertir 22 millones de euros en la renovación del palacio.

A la espera de más noticias, termino con la serie de acuarelas de Premazzi.

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