martes, 20 de agosto de 2013

Chez-moi: Zeremoniensaal


Zeremoniensaal (1802-1806) de Louis Montoyer.

A pesar de que el Hofburg es un conjunto inmenso y de que fue la sede de la corte del Sacro Emperador Germánico primero y del Emperador de Austria después, siempre mantuvo un carácter dispar, arquitectónicamente heterogéneo. Si esto es parte de su encanto, también es cierto que jamás pudo competir con la fastuosa arquitectura simétrica y axial de grandes palacios como Versailles, Caserta, el Palacio Real de Madrid o el Palacio de Invierno de Sankt Petersburg. Este no impidió, no obstante, que sus interiores experimentaran a los largo de los siglos XVIII y XIX una "puesta a punto" para que la corte imperial pudiera rivalizan no solo en solemnidad sino también en exuberancia.

La llamada Zeremoniensaal fue la obra que inauguró el siglo XIX, siglo que finalmente también daría al Hofburg una monumental pero inacabada gran fachada. Hasta 1802, el Hofburg había carecido de un gran salón del trono, en su lugar, para las ceremonias solemnes se había usado la gran antecámara rococó que precedía a las estancias de la pareja imperial. Cierto que la sala no carecía de suntuosidad, pero resultaba más que desfasada en una época en la que el style-Empire se erigía como emblema de la grandeza de Napoléon.

Investidura de la Orden de San Estefan en la Gran Antecámara del Hofburg (1750s) de Martin Van Meytens. La parte izquierda de esta sala pasó a formar parte de la Zeremoniensaal y la derecha se transformó en una antecámara más pequeña.
Así pues, el emperador Franz II/I, hombre de hábitos bastante austeros, decidió construir un nuevo gran salón "a la moda" que se convirtió en uno de los mejores ejemplos del neoclasicismo austríaco (que fue bastante espartano en relación a las grandes obras hechas en Munich o en Berlín). El arquitecto elegido fue el belga Louis Montoyer, cosa que explica el aire francés de la estancia y sus parecidos con las efímeras salle de bal de Pierre Adrien Paris y Jean-François-Thérèse Chalgrin.

Salle de bal efímera de Chalgrin hecha en Versailles, en 1770, para festejar la boda del delfín Louis Auguste con la archiduquesa Maria Antonia.
Montoyer concibió una sala rectangular con un techo de casetones sostenido por 24 monumentales columnas corintias, por detrás de éstas, el muro se dividía en puertas-ventanas con arcos de medio punto, relieves rectangulares y ventanas al nivel del ático. El resultado final se aderezó con colores intensos y luminosos más propios del siglo XVIII que del XIX: beige en los muros y el techo y naranja pálido en las columnas. Dichas columnas en apariencia marmóreas fueron en realidad cubiertas de un barniz llamado stucco lustro que permitía imitar mármoles de colores intensos y poco usuales como el naranja; la innovadora técnica, no obstante, resultó más costosa que haber hecho las 24 columnas en mármol.

Dentro del círculo rojo la Zeremoniensaal que emerge de la fachada sur-oeste del Hofburg oculta, hasta inicios del siglo XIX, detrás de las murallas de Viena. Dentro del rectangulo azul la Leopoldinischer Trakt; dentro del verde la Redoutensaal.

Como era habitual en el Hofburg, la sofisticación interior contrastaba con una cierto caos en la planificación arquitectónica y urbanística, razón: el poco espacio disponible dentro de las murallas de Viena (que Napoléon mandaría derribar, en parte, en 1809). Montoyer decidió, pues, construir la nueva sala como un cuerpo independiente que emergía perpendicularmente de la Leopoldinischer Trakt, cosa que hizo que la construcción, no particularmente harmoniosa con el resto de los edificios, pronto se ganara el apodo de Die Nase der Hofburg (La Nariz del Hofburg).

Fachada del Hofburg a mediados del siglo XIX, en el centro se aprecia la Zeremoniensaal.


Fue en este flamante salón en el que, el 7 de marzo de 1810, el Príncipe de Neuchâtel pidió la mano de la archiduquesa Marie-Louise (hija de Franz II/I) en nombre de Napoléon I. Durante el resto del siglo XIX el salón se usaría como principal espacio de recepción (junto con la Redoutensaal, al otro lado del Hofburg) del palacio. Cada año hacia el final del la temporada invernal se celebraba en la Zeremoniensaal el Ball bei Hof (Baile en la Corte) exclusivo evento en el que solo estaban invitados los nobles inscritos como miembros de la Corte Imperial. El pendant del Ball bei Hof era el Hofball (Baile de la Corte), celebrado en fechas similares, en el que gente de "inferior abolengo" (pero siempre de la alta sociedad) como políticos, banqueros, militares, artistas... podían codearse durante unas horas con sus Apostólicas Majestades.

Ball bei Hof, 1886.


También se celebraba en la Zeremoniensaal el principal acto cortesano de la Semana Santa: durante el Jueves Santo Sus Majestades Imperiales, a imitación de Cristo, lavaban primorosamente los pies de doce pobres, acto que también se celebraba en muchas otras cortes europeas.

Cena de conmemoración militar.

















La Zeremoniensaal, actualmente usada para eventos y congresos.

Después de la caída de la monarquía de los Habsburgo en 1918, el Hofburg permaneció como un gran complejo con una inmensa e inacabada fachada (el Neueburg) hacia la Ringstrasse. Durante el periodo de entreguerras los inmensos salones se usaron para bailes populares y conferencias y las antiguas estancias del emperador Franz Joseph y de la célebre Elizabeth se abrieron al público. No fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial que las salas recibieron un uso más concreto: el antiguo apartamento de ceremonia de la Leopoldinischer Trakt se convirtió en la residencia oficial del Presidente de la República y los grandes salones de recepción como la Redoutensaal o la Zeremoniensaal pasaron a formar parte de un centro de congresos que agrupa muchas más salas del Hofburg. Lamentablemente ninguna de dichas salas se encuentra abierta al público regularmente.

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