jueves, 20 de junio de 2013

Cuando San Petersburgo se convierte en Paris.

Para muchos zares seguramente sería un gran alago que San Petersburgo, que en su origen fue un lugar pantanoso y con poca luz, pudiera ser confundida con Paris y que su recién creada pero fastuosa corte pudiera ser tomada por la sofisticada y ancestral corte de Francia.

Bien, pues existe una pintura, no muy célebre, pero que se inscribe en el exquisito género de representaciones de interiores de grandes palacios y de celebraciones cortesanas que tuvo tanto éxito en el siglo XIX, que es víctima de dicha confusión.

El Barón Atthalin o Attalin (1784-1856), un militar que sirvió a los distintos regímenes que se sucedieron en la Francia de la primera mitad del siglo XIX, fue además pintor. Hacia la década de 1830 pintó una de sus pocas obras conocidas Banquete en las Tuileries para celebrar la boda de Léopold I, obra de la que tratamos hoy.

Feast at the Tuileries to Celebrate the Marriage of Leopold I

En primer lugar, el Palais des Tuileries fue la residencia de todos los monarcas que reinaron en la Francia de siglo XIX, pero incendiado por la Comuna de Paris en 1871 fue demolido años más tarde por la vengativa Tercera República deseosa de borrar aquel incómodo símbolo de la monarquía. A pesar de lo fastuosa que fue dicha residencia ninguna sala se asemeja a la representada en la pintura, el salón más amplio, la Galerie de la Paix, difiere claramente en la articulación del lenguaje clásico, más recargado e historicista que el de la pintura.

El complejo Louvre-Tuileries hacia 1857. Las Tuileries son el edificio alargado del primer plano, detrás aparece el Louvre, sin la pirámide, claro.

La Galerie de la Paix del Palais des Tuileries, foto tomada antes del incendio de 1871.

En segundo lugar, la boda entre Léopold I, Rey de los Belgas, y la princesa Marie-Amélie d’Orléans, hija del Louis-Philippe I, Rey de Francia, se celebró en el palacio de la Compiègne, situado a varios kilómetros al norte de Paris. Por supuesto, ninguna estancia de dicho palacio corresponde con la amplia sala columnada representada en la pintura.

Bien se podría pensar que el cuadro representa algún tipo de construcción provisoria hecha para acoger a los invitados (la arquitectura efímera fue muy espectacular hasta el siglo XX) o que incluso es una estancia del antiguo palacio real de Bruselas o del castillo de Laeken.

No obstante, la elegante y serena arquitectura neoclásica de la pintura parece evocar, más bien, una construcción del centro o norte de Europa. Bien, pues resulta sin duda sorprendente el parecido entre nuestra sala misteriosa y el Salón Nicolás del Palacio de Invierno de San Peterburgo representado en una magnifica acuarela de Konstantin Andreyevich Ukhtomsky y construido a finales del siglo XVIII por Giacomo Quarenghi.


The Nicholas Hall, Winter Palace (1866)

Ciertamente se podrá decir que los detalles decorativos no son los mismos, pero nos olvidaríamos que en 1837 el Palacio de Invierno sufrió un pavoroso incendio y que Vasily Stasov reconstruyó las estancias de ceremonia con algunos cambios en la decoración y en la distribución. Si observamos detalladamente la pared del fondo de la sala en la pintura de Atthalin y en la acuarela de Ukhtomsky veremos que hay una ligera diferencia, en una hay un pórtico de cuatro columnas y dos pilastras y en la otra las columnas están adosadas al muro. Pero si buscamos los planos anteriores al incendio de 1837 veremos que el Salón Nicolás poseía originariamente pórticos en ambos extremos.

Piano nobile del Palacio de Invierno hacia 1809, antes de incendio de 1837. El rectángulo azul marca el Salón Nicolás.




Por otro lado, también resulta interesante comparar la librea roja que visten los sirvientes en la obra de Atthalin con dos acuarelas que Mihály Zichy pintó de distintas celebraciones de la corte imperial rusa. En ellas veremos que las libreas rojas con ribetes dorados son prácticamente idénticas a las de la pintura desubicada.

Cena en el Salón de Conciertos del Palacio de Invierno para conmemorar la visita del káiser Wilhelm I.

Cena en el Palacio de las Facetas del Kremlin de Moscú.

Ciertamente todas esta pruebas podrán convencer o no al lector, pero más allá de la anécdota, todo ello nos muestra que, una vez más, aunque Internet sea una magnifica herramienta que permite acceder de forma fácil y rápida a muchísima información, también es (demasiado) frecuente que las citas inexactas se vayan repitiendo sin que nadie las cuestione.